miércoles, 27 de febrero de 2013

El trauma de un internacionalista


Durante el último año de Preparatoria o de CCH, todos los alumnos tienen que pasar por uno de los procesos más importantes de su vida: escoger alguna carrera que les guste para poder estudiarla durante un promedio de 5 años y posteriormente, dedicarse toda su vida a ejercerla (hablando de forma muy utópica). Muchos realizaron esa elección sin tener la plena conciencia de lo que estaban haciendo, esto pudo haber sucedido por varias razones: no se informaron lo suficiente sobre el contenido de alguna carrera, fueron influenciados por la familia o simplemente no consideraron la magnitud de su elección.


Es por eso que al ingresar a la Universidad, específicamente a la carrera de Relaciones Internacionales, muchos se dieron cuenta que realmente no estaban haciendo lo que les gustaba, no era lo esperado, se habían confundido por la simple mención de lo “internacional”, etc. Estudiante por estudiante fue entrando en una especie de crisis o depresión, dependiendo de la magnitud del problema, al darse cuenta de lo sucedido. Cada uno tomó decisiones diversas: dejar la carrera, cambiarla y hacer el examen para una diferente (esta vez la buena), dejar que transcurriese el tiempo para ver si mejoraba el contenido de las clases, etc. Otros aún siguen pensando en terminar todos los semestres y una vez que finalicen, estudiar otra carrera, para complementarla o bien, para dedicarse a otra cosa.


El caso es que muchos atravesaron o siguen atravesando por ese trauma, al no tener claras las áreas en las que se puede desarrollar un internacionalista. Muchos profesores han realizado la pregunta a la que mayoría teme ¿Qué sabes hacer? ¿Escribir, hablar, analizar? Algunos estudiantes creen que eso no es suficiente y que necesitan más herramientas para poder desarrollarse en la vida laboral, tal vez sí, tal vez no. Desde mi punto de vista, al final lo que venderá un internacionalista son ideas, y hay quienes no se sienten listos ni lo suficientemente preparados para hacer eso.

domingo, 24 de febrero de 2013

El sentir de la danza



Hoy, al estar tan ensimismada con las múltiples tareas de la facultad, realmente no tengo una gran idea sobre la cuál escribir, así que al haber descrito ya con anterioridad sobre una de las cosas que más me gustan hacer, que es leer, escribiré de otra que es bailar. Al tener una hermana amante del baile y otra que era parte de un grupo de danza regional y prehispánica en la preparatoria, me fueron introduciendo al mundo de la música desde pequeña, bastaba con que introdujeran algún cd en el reproductor de música para que mis pequeños pies comenzaran a moverse, como podían, al ritmo de la melodía, el estilo de música no importaba, podía ser cualquier tipo, yo me encargaba de improvisar la coreografía.


      Conforme fueron pasando los años, el estilo libre fue cambiando por pasos exclusivos de cada canción. Pero realmente nunca practiqué el baile de una forma más seria, hasta después de la fiesta de décimo quinto aniversario; fue durante los ensayos que pude vislumbrar una nueva forma de bailar: un poco más profesional, con porte, con gracia y con coreografías maravillosamente estructuradas. Después de eso, comencé a adentrarme más y más en ese mundo, fui parte de varios grupos de baile, tomé cursos de múltiples estilos, participé en concursos, incluso estudié durante un tiempo en una escuela profesional, llegué a pensar que eso era realmente lo que quería hacer en mi vida y además, era buena haciéndolo ¿Qué más podría desear?


      Pero estando en esa escuela, uno puede darse cuenta en poco tiempo que para ser un gran bailarín, hace falta más que ser bueno y desearlo, se necesita compromiso, entrega, pasión, tiempo, entre otras muchas cosas. Si bien tenía algunas de ellas, carecía de otras, en especial del tiempo; así que, tuve que escoger entre seguir estudiando una carrera universitaria o arriesgarme en una carrera en la que no muchos triunfan.


      A pesar de que mi decisión fue no seguir bailando de forma más, digamos profesional, extraño demasiado los escenarios, el sentimiento de estar en medio de uno y olvidarse de la gente mientras se está realizando cualquier coreografía, hecho de menos las horas de ensayo en las que terminaba totalmente exhausta pero con una sensación gratificante, sentir la vibración de la música cuando estaba a todo volumen y sobre todo, el aplauso de la gente, la mayor de las recompensas.

viernes, 22 de febrero de 2013

Donde los árboles cantan



Tengo muchos libros que se encuentran en mi repisa de “preferidos”, uno de ellos es “Donde los árboles cantan” de Laura Gallego. La razón por la cual tiene ese lugar privilegiado es porque su historia es sencillamente conmovedora; en un principio, podría ser tomada como un relato de damiselas indefensas que sueñan con su caballero y cuya única preocupación es la celebración de su compromiso e invitar a todos los nobles de la corte a ella. Este papel de doncella vulnerable es representado por Viana, una joven que siempre ha soñado con compartir su vida al lado de Robian, un caballero del que ha estado enamorada desde la niñez.


                Pero conforme avanza la historia, van presentándose una serie de infortunios, el más importante es la invasión de los bárbaros al reino de Normont. A partir de ese momento la suerte de Viana da un giro impresionante, es abandonada por Robian y entregada como esposa a un jefe bárbaro, cuyo único interés en ella se encuentra en engendrar herederos que se conviertan más adelante en los dueños absolutos de las tierras del reino. Es por eso que no sólo ella corre con ese destino, sino todas las mujeres casaderas o aquellas viudas, cuyos maridos fueron asesinados por los bárbaros.


                Al comenzar su vida de casada Viana se las ingenia, con ayuda de su nodriza, para conservarse como doncella, pero no conforme con ello, consigue asesinar accidentalmente a su esposo y se ve en la necesidad de huir para que no sea enjuiciada por tal acto. Ante la desesperación de desaparecer, termina desmayada en las lindes del Gran Bosque, un lugar al que nadie se atreve a acercarse debido a las historias temibles que se cuentan sobre él. A su despertar conoce a Lobo, un antiguo caballero que fue exiliado por la corte de Normont. A partir de ese momento, Viana debe olvidar todo lo que aprendió como damisela, ahora tiene que romper con todos esos estigmas, desde cambiar su vestimenta por la de hombre, incluso cortar su larga cabellera, todo por aprender a valerse por sí misma.



                  Sería una lástima narrar el resto de la historia, dado que en este punto inicia lo más interesante: el amor de Viana por un extraño chico que encuentra desnudo en medio del río, que desconoce por completo cómo hablar, caminar, comportarse y cuya tez posee un peculiar color moteado, entre pardo y verdoso, un chico que, por su aspecto, no parece en lo absoluto humano, sino que se asemeja más a los colores de un árbol… Es un libro maravilloso, en el cual las damiselas “indefensas” toman el papel de heroínas, los grandes caballeros terminan haciendo el ridículo a causa de su cobardía y por supuesto, el amor no falta; la diferencia es que el lector tendrá la última palabra sobre si el amor triunfa o no.



domingo, 17 de febrero de 2013

El Fenómeno de Harry Potter



Una de las mayores pasiones que tengo en la vida es leer. Esto es debido a la gran afición y facilidad que poseo para adentrarme a cualquier tipo de historia, en especial si el estilo del libro es de fantasía. Recuerdo que desde que era muy pequeña, específicamente tres años, mis hermanos me llevaban a una biblioteca que se encuentra cerca de mi casa cada semana, escogía tres libros y a la siguiente semana los entregaba para llevarme otros tres, esto sucedió debido a que dos de mis hermanas, que son maestras de preescolar, me enseñaron a leer desde que tenía esa edad.

Aunque los libros que escogía, en su mayoría contenían casi por completo dibujos, fue creciendo en mí una afición muy grande hacia la lectura. Pero el primer libro que leí en su totalidad, sin tener ni una sola imagen fue el de Harry Potter y la Piedra Filosofal, para ese entonces ya había visto la película, pero cuando aprecié la portada del libro la curiosidad que causó en mí fue inevitable. Me embelesé por completo de la historia, de los personajes, de cada momento que leía. A partir de entonces estuve al pendiente de las fechas en que se publicarían los demás libros, esperé emocionada la publicación de cada uno de ellos. Y cuando eso sucedía, veía a las demás personas que aguardaban ese momento con el mismo sentimiento que yo, no importaba si eran niños o adultos, en todos se podía ver la misma expresión de emoción que sabía, reflejaba mi rostro.

Creo fervientemente que así como a mí me sucedió, pasó lo mismo con muchas personas más; los libros de Harry Potter no sólo hicieron que miles, millones de niños (y los no tan niños) se interesaran por la lectura, sino también logró que todas esas personas creyeran en la magia, en el poder de la amistad y en otras innumerables cosas. Con el paso del tiempo Harry Potter fue comercializándose cada vez más, y hay quienes se inclinan más hacía las películas, yo soy de la opinión que  no hay nada mejor que un libro, pero lo que si es cierto es que, los 7 libros o bien, las 8 películas marcó a toda una generación y pasará mucho tiempo antes de que vuelva a ocurrir lo mismo.




viernes, 15 de febrero de 2013


La princesa que creía en los cuentos de hadas


Este libro es una obra realizada para ayudar a las personas con su autoestima. Es la historia de una princesa llamada Victoria, educada por unos padres muy estrictos, los cuales pretenden que su hija siga al pie de la letra las instrucciones del Código Real, un manual hecho pensado únicamente en las princesas y en su buen comportamiento. Pero a Victoria se le dificulta comportarse de manera correcta debido a que tiene una amiga imaginaria, que en realidad es la parte infantil de Victoria, llamada Vicky, quien además es la causante de todos los problemas en los que se mete la princesa.


Además de esto, Victoria vive anhelando el rescate por parte de su príncipe ya que, durante muchos años estuvo rodeada de cuentos de hadas, en los que cada uno de ellos existía un final feliz junto al príncipe, pero cuando ese momento llega se da cuenta que en realidad él no es lo que parece. Al igual que Victoria, posee dos personalidades completamente distintas, por una parte es amigable, cariñoso, detallista, pero en ciertos momentos se comporta de la manera más cruel y vil con Victoria. Es por eso que la princesa decide buscar respuestas incursionándose en una aventura.


Al igual que “Momo”, este libro lo evoqué con la tesis en varios aspectos. Pero uno de los más importantes es la parte en que Victoria tiene que dejar ser libre a Vicky. Pienso que esto se puede vincular en la parte en que cada uno de nosotros crecimos personal y académicamente desde que ingresamos a la Universidad y ahora nos tenemos que despedir de esa parte y cerrar el ciclo con la realización de la tesis, de esa forma dejamos ir esa parte de nosotros. Y por último, en la historia existe un personaje llamado Doc, el cual es un búho que ayuda a Victoria en cada paso que da, este actor se parece enormemente al Director de Tesis, en la parte que nos ayuda en cada momento del camino, no lo hace por nosotros, simplemente aparece cuando lo necesitamos y nos indica si vamos por buen camino o nos estamos desviando de nuestro objetivo.

domingo, 10 de febrero de 2013

Mi decisión por estudiar en la UNAM

Mi decisión por estudiar en la UNAM

La mayoría de las personas que he conocido en los últimos años dentro de la escuela, decidieron estudiar en la máxima casa de estudios cuando estaban finalizando su formación en la secundaria, pero aunque parezca poco creíble, yo lo decidí varios años atrás. Cuando mi hermana estudiaba en la Preparatoria 5, “José Vasconcelos”, yo contaba con escasos 4 años, ella al ser parte del taller de danza folclórica de su escuela tenía varias presentaciones a lo largo del año, por lo que mis papás me llevaban a verla en cada una de ellas, las cuales se llevaron a cabo en contadas veces dentro de Ciudad Universitaria (C.U).

Posteriormente, cuando mi hermana ingresó a la Facultad de Psicología, las visitas a C.U se hicieron más frecuentes, me llevaba a ver películas en el Centro Cultural Universitario (CUC), a comprar el libro que yo quisiera en las múltiples librerías que se encuentran en sus alrededores, a visitar el museo del UNIVERSUM, o simplemente a comprar comida en la Facultad de Derecho y sentarnos en las “islas” viendo a sus habitantes naturales, las ardillas, tratando de robar algún mendrugo de pan a algún estudiante despistado.

En las tardes, mientras yo me dedicaba exclusivamente a jugar, veía a mi hermana ensimismada leyendo las miles de copias que tenía y subrayándolas con plumones de diversos colores, en ese momento lo único que pensaba era que, cuando fuese mayor, yo también estudiaría en esa escuela tan bonita y tan grande, y así como mi hermana se divertía “coloreando” sus copias, también así yo lo haría. ¡Qué magnífica es la inocencia de un niño!










viernes, 8 de febrero de 2013

"El color en el espacio y el tiempo”


Exposición en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo
“El color en el espacio y el tiempo” de Carlos Cruz Díez
La exposición de Carlos Diez es una mezcla, poco común, entre tecnología y arte. Él hace uso de diferentes métodos para crear ilusiones en sus obras mediante la utilización del juego con los colores. A lo largo de las salas se puede apreciar el uso de diferentes materiales, colores, perspectivas, formas y un sinfín de elementos, en los cuales, hace uso de la técnica cromática, es decir, la inestabilidad propia del color. En una misma obra se pueden ver diferentes figuras colores e incluso texturas, todo es dependiendo de la forma en que se aprecien.
Como él mismo lo menciona, el color no es una simple representación de un pigmento, no es sólo las tonalidades que nos rodean, sino que va más allá de lo que capta el simple ojo humano. Un color puede representar innumerables cosas, incluso puede influir directamente en el carácter de una persona o en su estado de ánimo.
El color puede significar tantas cosas, que no es por nada, que existan personas que se dediquen a estudiar el significado de cada uno de ellos y lo que representan en cierto momento. Un ejemplo podría ser el color blanco en los hospitales, el cual se supone que sirve para brindar paz y tranquilidad a los pacientes, cosa que realmente se tiene que discutir. Lo más interesante, creo yo, es el manejo que hace, prácticamente de cualquier material para manipular la luz y los colores. Teniendo como resultado una obra realmente maravillosa.